REEM Volumen 8 N°1 - Editorial
El primer Kinesiólogo que nos habló y nos mostró el significado de la Independencia

 

Por: Colectivo Nemugún Kine.

 

 

Querido Don Raúl:

Hoy salía de un turno de 24 horas, de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital Padre Alberto Hurtado, y me llegó la noticia de que anoche había fallecido. Su espíritu voló a las alturas y estará disfrutando de lo que aportó a la Humanidad y a la Kinesiología Chilena. Mi corazón se estremeció y lloró, porque también su legado vive en mí. Estamos conectados en esta red junto a muchos en un hermoso devenir histórico. Usted abrió el camino que ahora muchos disfrutamos. Usted hizo el empuje que trascendió hasta el presente. Reflexionaba de que nada de lo que ahora vivo, hubiese sido posible si usted no hubiese dado los saltos con la valentía de hacer lo que había que hacer en el momento adecuado por el bien de los humanos en estado de Disfunción Ventilatoria.

Lo conocí como interno en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, tenía 21 años, y tuve una pasantía con usted. En esa etapa formativa era fundamental encontrar modelos en el ejercicio de la profesión. Quedé maravillado al observar su figura, una postura erguida, frente en alto, una mirada transparente e intensa, siempre una sonrisa, sus lentes y forma de caminar transmitían que estaba en presencia de un ser sabio, reflexivo y dinámico. Cuando llegaba a las Unidades donde trabaja siempre un trato cordial con el personal, los pacientes y el resto de los profesionales. En una cultura enquistada que tiende a lo jerárquico piramidal, la sola presencia de Don Raúl generaba un trato horizontal, de respeto y cariño por el ser sabio, esa persona que se ha cultivado. Impresionante ser testigo de aquello, desde el auxiliar hasta el Cardiólogo-Cardiocirujano lo trataban con mucha deferencia. Era testigo de que usted Don Raúl, no era Hijo del Marketing, sino que era un ser culto en la Vocación, con mucho Amor, y eso se irradiaba y respetaba.

Muchísimas gracias por compartir ese ejemplo que lo conservo como un tesoro en la construcción de la interacción Humana y Profesional con otros, mucho antes de la espuria transdiciplinariedad. Me enseñó auscultar al Sistema Ventilatorio con gran Maestría y a ser riguroso en la evaluación de la respuesta multi-sistémica durante una prueba de marcha como Hito fundamental del proceso de recuperación Funcional de un paciente cardio-quirúrgico. La primera vez que ingresé a una Unidad de Cuidados Intensivos lo hice con usted y me compartió la siguiente reflexión: “Todos los pacientes que están en estas camas requieren 3 atenciones de Kinesiterapia Respiratoria y Motora en las 12 horas del día, salvo contraindicación médica” marcando un máximo Ético que todavía no se extendía en el país y generaba una transformación en la forma de trabajar de l@s Kinesiólog@s en ese Hospital.


Estamos hablando de 1988 y en el Servicio que usted conducía, ya existían dos reuniones de Kinesiología a la semana, donde el grupo Humano conversaba y reflexionaba sus haceres. Sin embargo, cuando usted hablaba la profundidad de sus ideas y conceptos eran una verdadera clase para la Vida en general y la Profesión en particular (todos en silencio y tomando apuntes). Era escuchar a la eminencia de la Kinesiología. Una idea expresó en esas reuniones que me quedó muy marcada en el avanzar colectivo de la Profesión: “Queridos Colegas frente a la presión constante del tiempo de productividad versus el tiempo para reflexionar que imponía la institución, si elegíamos el camino de la pura productividad era la ruta de la muerte de la Profesión”, una afirmación que hoy reverbera con mucha pertinencia cuando los gestores del trabajo de otros y los socios de la planilla excel, creen que atender una persona es un asunto de costo/eficencia. Usted siempre nos llamó a no compartir esa lógica porque en su comprensión: “La ignorancia es audaz”.

El tiempo la ha dado la razón querido Don Raúl. Usted es un Señor, un Caballero de la Kinesiología. Pasaron los años y nos reencontramos en dos maravillosas instancias. Organizamos las primeras Jornadas del Hospital Padre Alberto Hurtado y celebramos el cumpleaños 35 de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Católica del Maule, donde usted formó parte de la energía fundadora desde la Pontificia. Ahí, junto a muchos de sus herederos, tuvimos el privilegio de retribuir en algo, y agradecer todo lo aportado en esta Vida. Era la Historia Viva de la Kinesiología Respiratoria Chilena, y la oímos de primera fuente.

Pero, hoy llegué a mi casa después de un Turno, lo lloré y ahora le escribo estas palabras desde el corazón, estoy acá también gracias a Usted... Y así cuántos otr@s Colegas y Pacientes disfrutando los efectos de lo que usted sembró... más que una bola de nieve usted fue una onda expansiva de amor, generosidad y sabiduría interminable...

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